viernes, 29 de octubre de 2010

si esperas, te demoras

Ese 27 de octubre se cumplían 10 años desde que Juan había abandonado su ciudad natal, Santiago, y con ella sus 27 años de vida. Pero este 27 de octubre Juan regresaba de Isla de Pascua a recoger esos momentos que lo hicieron tan feliz durante 27 años y que él los había abandonado en busca de una vida mejor. Durante este tiempo que vivió en Isla de Pascua se casó con una isleña la cual le concibió al niño más lindo que él había visto pero a sus cortos dos años de vida falleció y luego de esto se separaron porque entendieron que el único amor que los unía ya no estaba junto a ellos.

Pero la verdad es que esta historia comienza y termina un día 28 de octubre cuando Juan caminaba sin rumbo por las calles de Santiago en busca de respuestas a su vida, respuestas que no encontraría. Eran las 12 del día, pasaba frente a un supermercado cuando se escucha a una mujer gritar “¡JUAN!” este se da vuelta y grita “¡Clarissa!” y luego abraza muy fuerte a esa mujer que hasta un momento era una desconocida.

- ¿Qué ha sido de ti? ¿Dónde has estado? Te llamé cientos de veces, te mande mails, te busqué pero desapareciste del mapa completamente – le dijo Clarissa.

- Me fui de Santiago, cambié mi email y me desconecté de mi pasado por 10 años pero ahora volví a reencontrarme con mi gente y conmigo mismo.

Ambos amigos decidieron caminar una cuadra a un Starbucks que se encontraba cerca para conversar de lo que había sido sus vidas por un momento y retomar el contacto.

- ¿Por qué te alejaste? ¿Por qué te fuiste tan de repente? – preguntaba clarissa

- Porque sufría, porque no estaba tranquilo, porque estaba chato de mi vida y quería cambiar, me fui en busca de la felicidad y creí que desconectándome de mi pasado lo iba a lograr.

- ¿y lo lograste?

- No, creo que por eso volví. Volví en busca de un sentimiento, de una alegría, de una pena, de algún pequeño grano de arena que me haga volver a sentir, volver a vivir, volver a querer… – decía Juan con una expresión de culpable en su cara.

- Pero… la Sole tuvo algo que ver en que te fueras ¿cierto?

- Fue prácticamente por ella que me fui, yo la amaba con mi vida y nuestra relación no iba a funcionar, ella era muy distinta a mi… ella era una persona demasiado alegre, nadie la detenía, siempre hacía lo que quería y nunca podía estar tranquila. En cambio, yo siempre fui más recatado, me gustaban las cosas serias que eran o no eran, no así a medias… paliábamos, discutíamos, yo la hería… – comenzaban a ponerse brillantes los ojos de Juan – nunca quise hacerle daño, pero la amaba demasiado y creo que por eso me fui para dejarla volar libremente.

- Hablas como que todavía la amaras tanto como…

- La amé, la amo y la amaré, – dijo Juan interrumpiendo a Clarissa – fue y será el amor de mi vida, busqué durante 10 años a una persona que la reemplazara en mi corazón pero me cansé de inventar sentimientos que nunca existieron y aquí estoy…

- Eran inocentes, su amor era puro y verdadero pero no lo supieron manejar, se quemaron y tomaste la decisión quizás más tonta, de irte…

- Pero volví. – la interrumpe nuevamente y le toma las manos para preguntarle – Dime como se encuentra ella, ¿es feliz? ¿tiene hijos y marido? ¿me recuerda aún? ¡Oh Dios! Me gustaría sabes si ella me amó tanto como yo a ella.

- Es tarde, ella se fue y no volverá – Clarissa agacha la cabeza y su expresión representa una pena profunda.

- Pero si yo supiera que me ama aún iría a cualquier lugar en busca de ella – le responde Juan con un poco de emoción.

- No puedes ir en busca de ella, nunca la encontrarás...

- ¿Por qué no? Voy a China por ella – y la emoción se apodera de Juan y la tristeza de Clarissa

- Porque ella está muerta.

A Clarissa le corre una lágrima por su mejilla mientras que a Juan se le desfigura la cara con la noticia que le acaban de dar.

- ¿Por qué nadie me dijo? ¿Cuándo? ¡yo también tenía derecho a saber! ¡yo la amaba! No les costaba nada contarme…

- tu desapareciste, te tratamos de contactar pero no apareciste por ningún lado, fue hace un poco menos de 5 años, la Sole siempre te amó y tuvo la mera esperanza de que tu volvieras por ella, pero la espera se le hizo larga, y no pudo esperar más de 5 años y un cáncer la mató.

- Desperdicié 10 años de mi vida pensando en si debía volver, si ella aún me amaba y tratando de armar el valor para confesarle mis sentimientos pero llegué demasiado tarde y me doy cuenta que por no decir las cosas cuando se debe después se hace muy tarde.