jueves, 10 de febrero de 2011

MIEDO

Un día tuve un sueño, fue un sueño amargo pero hermoso a la vez.
Estaba soñando y de pronto desperté, desperté en un cuarto oscuro donde a mi alrededor solo había vacio, de pronto el miedo me comió por dentro y me empezé a desesperar, me levante y corrí y corrí, buscaba una salida mientras corría pero no había nada a mi alrededor, entonces me asustaba más, tiritaba, corría desesperada, con miedo de tropezar, de caer al suelo y no dar mas, de que apareciera algo en la oscuridad, de no encontrar salida y quedarme estancada para siempre, sufría, entonces me empezaron a caer las lagrimas y la desesperación se apoderaba de mi, de mi cuerpo, de mi mente, lloraba y lloraba mientras corría más fuerte tratando de escapar de algo que no yo entendía, en ese momento caí, no me quedaban fuerzas y ya nada podía hacer. Pero ocurrió algo... una voz suave que me parecía conocida me dijo:
- ¿Por qué corres?
- Porque tengo miedo.
- ¿Miedo de que?
me quedé callada, en realidad no sabía de que tenía miedo, pero tenía mucho miedo. En eso la persona a quien yo no veía porque yo estaba tirada en el piso sin fuerzas y no podía levantar la cabeza, deja caer algo al suelo, mis manos lo recogieron y lo pusieron frente a mi cara, era un espejo... ¿por qué un espejo?
- ¿Qué ves?
- Me veo a mí ...
- ¿ Y por qué entonces te tienes miedo a tí?
En ese momento se fue y yo comprendí lo que me quería decir el hombre que había traído un espejo para ayudarme, para sacarme de mi desesperación, el hombre que era un angel que me cuidaba y me protegía en todo momento, el hombre que eras tu. Tu, quien me mira del cielo.
A veces uno entra en el miedo, miedo de no poder seguir, de caer y no saber levantarse, miedo de estancarse y fracasar, pero somos nosotros los que nos causamos miedo de nosotros mismos, porque las respuestas y la fuerza solo las encontramos en nuestro corazón, el es quien nos guía y el único capaz de sacarnos adelante.